“Los artesanos del barro de La Pila necesitamos dar a conocer nuestras piezas, tan singulares, en todo el país y fuera de él”.

Santiago Gómez Lucas, artesano, nacido en diciembre de 1958 en La Pila, hijo de Ángel y Zoraida. 

En su opinión, la artesanía es una profesión muy hermosa, donde se pasa de la habilidad de las manos a lo que se ve cotidianamente; se representa en la arcilla lo que se ve.

Hace más de cincuenta años, un agricultor encontró moldes de figuras precolombinas, y probó a hacer réplicas con arcilla, como se vendían muy bien, otra gente se dedicó a lo mismo y en ese tiempo aprendió su madre, el oficio. 

De chico la observaba atentamente hacer las réplicas de piezas arqueológicas, y su interés se transformó en un hábito. Cuando fue mayor dejó la universidad para dedicarse, por completo, a trabajar el barro.

Don Santiago ha recibido varias capacitaciones por parte de la CENAPIA y otras instituciones en Guayaquil y Quito para mejorar la calidad y la dureza del barro, se ha incentivado la creatividad, pero la técnica es ancestral, propia de La Pila. 

Comenta sobre el proceso del barro: “Personas conocedoras traen el barro en bruto por quintales, de las montañas de Jipijapa. Luego se prepara manualmente o con tamiz, de acuerdo con la consistencia que cada artesano desea. Al barro se le añade a veces desengrasante, que puede ser chamota (arcilla quemada pulverizada), arena o ceniza, incluso caolín, de acuerdo a la plasticidad que tiene. Es difícil conseguirlo en la época lluviosa, por lo que los artesanos acopian barro para ese tiempo, y vuelven a comprar cuando llega la época seca”.

Considera que la importancia de este trabajo a mano es que es único, porque si se hace una figura y se intenta repetir, ya no queda igual, incluso, el tamaño es difícil de replicar, porque en el cálculo, algo varía, al contrario de las figuras en serie que se trabajan en molde y salen iguales. 

Don Santiago tiene creaciones propias sobre escenas cotidianas, maquetas a escala de casas republicanas, urbanas y rurales. Elabora también objetos decorativos con diseños ancestrales. Explica que las réplicas de figuras arqueológicas casi no se venden actualmente, se comercializan adornos hechos en moldes, con otro material más barato y pintados en serie; eso le gusta a la clase popular. Las réplicas, en cambio, las buscan los coleccionistas de objetos precolombinos; estas cosas las compra gente gusta del arte.

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